viernes, 2 de diciembre de 2011

PRÓLOGO DIETARIO TAURINO 2012


Un año más, Antonio Picamills nos ofrece su Dietario Taurino, y un año más es una dicha tenerlo en las manos y empezar a hojear sus páginas.

No se trata de un libro taurino cualquiera. Es una obra imprescindible para cada cual aficionado, para cada cual profesional, para cada cual taurino. En su idea inicial, el Dietario es una agenda. Pero claro que es mucho más. Es a la vez una agenda del futuro y una memoria del pasado.
Tampoco es una selección de recuerdos más o menos anecdóticos de una o de varias temporadas. No. Esto es una cosa seria, es una memoria de datos, de datos claros, indiscutibles. Y el lector no puede imaginar lo que cuesta al autor averiguar cada dato que va a encontrar en las más de trescientas páginas de esta obra. Averiguar un debut con picadores, un festejo en América, el nombre o el peso de un toro de alternativa, la fecha de nacimiento de ciertos toreros, son cosas que traen noches blancas y Antonio Picamills no ahorra ni tiempo, ni energía para sacar adelante, cada año, este monumental anuario.

Si no es solo una agenda, el lector podrá encontrar todo lo que puede contener una agenda taurina. Y primero un calendario. Es que el calendario de un taurino no es el calendario de cualquier ciudadano. Para el taurino, las fiestas son ferias. Las vacaciones son viajes. Los puentes son festejos seguidos. Cuando se le pregunta lo que va a hacer el domingo de Resurrección, las respuestas del taurino pueden ser varias pero muy limitadas: ¿puede ir a Sevilla? ¿Puede quedarse en Madrid? ¿O viajar hasta Arles o Málaga? O si uno quiere saber a dónde va a veranear el 15 de agosto: ¿En San Sebastián? ¿En Gijón? ¿En el Puerto de Santa María? La agenda del taurino es una suma de fechas y de plazas. Y eso lo resume muy bien Antonio Picamills en su sección "¿Dónde toreamos?”

El Dietario Taurino tiene otra ventaja sobre algunas publicaciones especializadas: la de considerar la temporada taurina en su universalidad. Se trata aquí de contabilizar todos los festejos taurinos celebrados en España y en Francia, pero también todos los de América: Colombia, Ecuador, Perú, México, Venezuela... sin olvidarse de Portugal. Es un planteamiento muy importante a la hora de escribir la Historia del toreo. Si quedábamos, por ejemplo, con la relación de alternativas que da en su mayoría la prensa de fuerte tirada, pues solo nos podemos enterar de las alternativas concedidas entre marzo y en octubre en el suelo europeo. Y entonces, por ejemplo, José Tomás no sería todavía matador de toros, ya que el famoso torero de Galapagar se doctoró un día de diciembre en la Plaza México... Una de las muchas cosas que caracteriza a Antonio Picamills, es que no se le escapa nada. Ni un dato. No es una cosa de suerte. Es que no se cansa de trabajar, y le gusta tanto este trabajo, que se olvida dormir y que, al cualquier hora de la noche, se puede ver encendida la luz de su despacho y la pantalla de su ordenador, entrando miles de datos, miles de cosas que forman ya uno de los tesoros más envidiables de la historia taurina.

Pese a la frialdad de los datos, Picamills nunca se desprende de su sentido del humor. Tampoco de su sinceridad para escribir en corto y por derecho. Así, puede ir apuntando algunas verdades, y provocar alguna risa, en la sección "Las frases y sus interpretaciones", que es otra cosa muy singular del Dietario.

Este año, el Dietario Taurino dedica sus preciosas páginas centrales a Dámaso González. Hace algunas semanas, hablábamos con Antonio, como lo hacemos tantas veces en el transcurso del año taurino, y recordábamos las faenas más importantes que habíamos visto en la plaza de Madrid. Coincidimos en una: la de Dámaso al imponente toro de Samuel Flores, el 2 de junio del 1993. No se puede resumir la trayectoria de unos de los más poderosos muleteros de todos los tiempos en una sola faena, pero él que no ha visto esta faena no puede tener la idea exacta de lo que puede alcanzar un hombre frente a un toro que parece dos veces más grande que él. Y es que Antonio Picamills, además de ser un  taurino militante, un incansable trabajador, un estadístico de los más fiables y un autor imprescindible en la bibliografía tauromaquia, es ante todo un gran aficionado. Es un placer compartir una corrida con él. No se le va un toro, ni un torero, ni una faena. Y es que, como ya los hemos dicho, a Picamills, no se le escapa nada.




Marc LAVIE.